sábado, 24 de noviembre de 2012

LA EDUCACION EN LA ANTIGUA ATENAS (ABELARDO DE PAULA GOMES)

LA EDUCACIÓN EN LA ANTIGUA ATENAS (Ensayo de ABELARDO DE PAULA GOMES)





Atenas está situada en la planicie ática, cerca de cinco kilómetros del mar Egeo.
Según una leyenda, fue fundada por Teseo, que reunió, bajo su liderazgo, a varios grupos que estaban separados. Durante siglos, Atenas impuso su dominio a las demás ciudades, en el campo político, económico y cultural. A lo largo de su vida, evolucionó de la monarquía primitiva hasta la democracia en el siglo V a. C.

 La sociedad ateniense estaba dividida en tres clases sociales:

 l. Eupátridas: los ciudadanos atenienses. Sólo ellos poseían plenos derechos. Según algunos especialistas, apenas uno de diez de la población pertenecía a este grupo exclusivo. Las mujeres no participaban en la vida política y pasaban gran parte de su vida en el gineceo (lugar de mujeres).

 2. Metecos: los extranjeros que habitan en la ciudad (metá - oicoí = que habitan más allá).

Podían dedicarse al comercio y a la artesanía. Les era prohibido adquirir tierras. Pagaban impuestos y eran obligados al servicio militar.

 3. Esclavos: la inmensa mayoría de la población. Se calculaba que para cada ciudadano, existía un promedio de 18 esclavos. Eran considerados propiedad de sus dueños, aunque hubiese leyes que les valían para protegerlos de los abusos y malos tratos.

 La civilización ateniense, a diferencia de otras en su época, era laica; en ella no mandaba un grupo sacerdotal organizado. Era una sociedad de ciudadanos-soldados, pero en la cual no existía una casta específicamente militar. Sociedad que se desarrolló políticamente en la discusión ante asambleas con poderes de decisión, de forma que la persuasión argumentativa y lógica tenía una importancia fundamental para la pólis.

Como otras sociedades, los griegos emergieron de sus primeros grupos de campesinos y pastores y aprendieron a educar a sus descendientes, a comunicarles su cultura. Los primeros contenidos de esa enseñanza-aprendizaje fueron los oficios sencillos de los tiempos de paz, y los más complicados de la guerra. Contenidos que se centraban en los conocimientos y habilidades de la agricultura y pastoreo, de la artesanía de subsistencia y del arte.

Esos conocimientos y habilidades se integraban con los principios de honradez, solidaridad y sobre todo fidelidad a la pólis, la ciudad-estado que centralizaba la vida del ciudadano libre y educado.



Esa educación ofrecía dos aspectos fundamentales:

a) Normas para el trabajo, instrucciones claras para el hacer, para producir algo, lo que los griegos llamaban técne. En sus expresiones más simples, la técne era realizada por los trabajadores manuales, libres o esclavos.

b) El otro aspecto eran las normas de vida, un saber que se comunicaba para ser vivenciado por el hombre libre y si posible noble. Un saber que se llamaba teoría (Teórein = Contemplar). Su objetivo era propiciar el pleno desarrollo del hombre libre y su participación en la vida ciudadana. Se buscaba en la práctica, la formación del ser humano bello y bueno (física y mentalmente), el hombre poseedor de la areté, palabra de gran riqueza. (Fuerza, eficiencia, coraje, prudencia), que el latín tradujo por virtus, virtud. Hombre bello y bueno (Kalós Kai agatós).



Este hombre libre y educado representa, para la cultura ateniense, la más bella obra de arte.

La dicotomía existente entre la educación para el trabajo manual, la técne, y la teoría, saber intelectual, continúa hasta hoy, mutatis mutandis, como un desafío a ser enfrentado en forma conveniente.

La paideia, en su pleno sentido, formación armoniosa del hombre (cuerpo y mente), para la vida de la pólis, se iniciaba fuera de la casa después de los siete años. Antes de eso, los niños recibían en la familia, especialmente de las madres (y esclavas domésticas), las primeras enseñanzas. De los siete a los catorce años, el niño era conducido a la escuela por el pedagogo (paidós = niño; agem = conducir).

En la escuela (schole = ocio), los alumnos recibían clases del gramatista y del citarista. El primero enseñaba a leer, escribir y contar. Se aprendía a recitar a Homero, Hesíodo, enfatizando él las narrativas heroicas de carácter moral. El citarista enseñaba música, lira, flauta, canto coral y danza. La música era una disciplina de gran importancia en la paideia y en la vida.

De los catorce a los dieciocho años, el adolescente asistía al gimnasio, denominado palestra, espacio amplio al aire libre donde uno se desnudaba para los ejercicios (gimnós = desnudo).

De los dieciocho a los veinte años, el joven era convocado al servicio militar (efebia), durante el cual recibía la misión de proteger la ciudad, guarnecer los edificios públicos, etc.

A partir de los veinte años, conquistaba los derechos ciudadanos y podría participar de las asambleas. Los ricos casi siempre continuaban sus estudios en las escuelas de algún filósofo, o bajo la orientación de algún maestro de retórica, generalmente un sofista, con el cual aprendían el arte de argumentar y hablar en público, de gran relevancia para la política.

Los pobres aprendían fuera de las escuelas, en los talleres, o campos de agricultura y pastoreo.

La escuela surge en Atenas, cerca del 600 a.C. Había también las tiendas de enseñar, abiertas en el mercado, entre otros lugares de comercio. En ellas maestros pobres enseñaban a leer y contar. El niño libre y plebeyo no pasaba de ella.

Solón (646-558? a.C.), uno de los siete sabios, escribió: "Los niños deben, antes de todo, aprender a nadar y a leer; los pobres deben ejercitarse en la agricultura o en un oficio cualquiera, mientras que los ricos deben preocuparse en la música y la equitación, entregarse a la filosofía, a la caza y a la frecuencia a los gimnasios".

Jenofonte, filósofo, escritor y general griego (427-355? a.C.) casi dos siglos más tarde criticó a Solón: "Sólo los que pretenden criar sus hijos para no hacer nada, los envían a la escuela; los que no pueden no envían".

La educación del joven libre tenía como objetivo comprender y comandar; no, hacer, construir o curar. La única técnica que exigía una formación especializada era la medicina.

Los demás oficios, arquitectos, constructores, herreros, tejedores, artesanos, aprendían en forma práctica con algún maestro ya experimentando en la técne respectiva.

Inicialmente los atenienses fueron guerreros, músicos y gimnastas. Más tarde serán filósofos, matemáticos, geómetras.

La educación del ciudadano era política, intelectual, ética y artística, dentro de una cultura que buscaba integrar verdad y belleza.

Por otro lado, mismo en la cultura letrada de la elite ateniense, la educación se dicotomizó entre dos formas: la filosófica, cuyo modelo puede ser Platón, y la retórica, que puede encarnarse en Isócrates, el sofista.

La obra de arte de la paideia es el hombre pleno, como ciudadano, político o guerrero, dedicado a la pólis. El ideal es continuar un orden social entendido como perfecto.

La educación antes de mirar al educando apunta a un modelo que él debe encarnar.

Menospreciando la técne, como ocupación inferior, Atenas dejaba al artesano, libre o esclavo, la tarea de producir algo.

Ese ciudadano libre era educado para lograr la belleza física y ética, la kalokagatia (belleza y virtud).

Los atenienses nos dejaron la lección de que la educación puede realizarse en todas partes, como esfuerzo conjunto de la ciudad. La escuela es apenas uno de sus momentos.

 Atenas nos legó igualmente, algunos ideales educativos de gran relevancia para la cultura occidental:

- El concepto de ser humano como, sobre todo, racional.

- La propuesta de vivir según la razón.

- La idea de que el hombre debe conocerse a sí mismo.

- El amor por el saber (la filosofía).

- La educación como formación del ciudadano.

-Libertad y responsabilidad moral bajo las leyes.

- El desarrollo armonioso de la personalidad (el ideal del hombre bello y bueno).

- La sofrosine, esto es, el equilibrio y la medida en la conducta (In medio est virtus).



ABELARDO DE PAULA GOMES. Nació el 02-10-24 en Pernambuco, Brasil. Estudió Humanidades y Filosofía en el Seminario de Olinda, Brasil. Es licenciado en Letras Clásicas por la Universidad de Brasil, en Rio de Janeiro. Realizó varios cursos de posgrado sobre Literatura y Educación en el Brasil. Curso Literatura Griega con el Profesor Pierre Grimal en La Sorbona, París.

Tiene publicados varios ensayos, en revistas culturales del Paraguay. Es Catedrático Universitario, Pedagogo, Conferenciante, estudioso de la Antropología Religiosa y Ensayista. Miembro de la Sociedad de Estudios Clásicos de París y del PEN Club del Paraguay, entre otras instituciones culturales.

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